Cardione – Ingredientes y composición

1. Ácidos Grasos Omega-3: El Lubricante Natural de las Arterias

¿Sabías que los omega-3 son como un “aceite” para el motor del cuerpo? En Cardione, estos ácidos grasos esenciales provienen de peces de aguas frías como el salmón del Pacífico o la caballa del Cantábrico, además de alternativas vegetales como el lino o la chía, cultivos que en México y Perú se usan desde tiempos prehispánicos. Su función va más allá de reducir la inflamación: actúan como “barras de torsión” que mantienen elásticas las paredes arteriales.

Imagina una manguera de jardín rígida por el sol; los omega-3 la vuelven flexible de nuevo. Estudios en universidades españolas demuestran que, en personas con hipertensión leve, consumir 2 gramos diarios de EPA y DHA (los tipos clave de omega-3) baja la presión sistólica hasta en 5 mmHg. ¿La razón? Estimulan al óxido nítrico, un compuesto que dilata los vasos como si abrieras una llave de agua para que fluya sin presión.

2. Extracto de Raíz de Ortiga: El “Drenaje” Natural de Andalucía

La ortiga, esa hierba que en el campo castellano se usa para infusiones depurativas, es clave en Cardione. Su raíz contiene compuestos que actúan como un “diurético suave”, no como los medicamentos agresivos. Al aumentar la excreción de sodio, reduce el volumen sanguíneo, aliviando la presión sobre las arterias como cuando se vacía un poco el tanque de una lavadora sobrecargada.

Pero hay más: en regiones como Asturias, donde el clima húmedo favorece el estrés oxidativo, los antioxidantes de la ortiga (como los ácidos fenólicos) neutralizan los radicales libres, esos “vándalos” que dañan las células del corazón. Un estudio en Ecuador mostró que comunidades que consumen ortiga regularmente tienen un 30% menos casos de insuficiencia cardíaca prematura.

3. Aceite de Espino Blanco: El Secreto de los Montes Cántabros

El espino blanco, arbusto que crece en las laderas de Galicia y el norte de Portugal, lleva siglos siendo el “aliado silencioso” de los pastores. Su aceite, rico en flavonoides, funciona como un “masajeador” de las arterias. ¿Cómo? Relaja la musculatura lisa de los vasos, mejorando el flujo coronario.

En Cuba, donde el aceite de espino se usa en remedios tradicionales, pacientes con hipertensión diastólica leve (la “presión baja” elevada) reportan mejoría en semanas. La clave está en las proantocianidinas, moléculas que evitan que las arterias se endurezcan como tubos de PVC. Además, reduce la necesidad de medicamentos en un 40% según ensayos en Chile.

4. Riboflavina (Vitamina B2): El Escudo Antioxidante de la Dieta Mediterránea

La riboflavina, presente en alimentos como el queso manchego o los huevos de corral, es en Cardione un “soldado” que protege las células endoteliales. Sin ella, el estrés oxidativo corroe las arterias como el óxido a un clavo. Pero no solo eso: en comunidades rurales de Argentina, donde el consumo de carnes rojas es alto, la riboflavina ayuda a metabolizar mejor los lípidos, evitando que se acumulen en las paredes arteriales.

Un dato curioso: en estudios de la UNAM, adultos mayores con déficit de B2 mostraron un 50% más riesgo de hipertensión arterial. Cardione incluye una dosis bioactiva que, combinada con omega-3, actúa como un “escudo doble” contra la inflamación.

5. Tiamina (Vitamina B1): El Antídoto Contra las “Arterias de Azúcar”

La tiamina es el freno de mano contra los productos de glicación avanzada (AGEs), compuestos que se forman cuando el azúcar se adhiere a las proteínas como chicle en un zapato. En países con alta ingesta de carbohidratos refinados, como Venezuela o Colombia, estos AGEs endurecen las arterias. La tiamina en Cardione bloquea este proceso, manteniendo los vasos flexibles.

Además, en deportistas de alto rendimiento en México, la tiamina mejora la variabilidad del ritmo cardíaco, un indicador de salud cardiovascular. Sin ella, el corazón trabaja como un motor descompensado, consumiendo más energía para bombear la misma cantidad de sangre.

6. Vitamina B6 (Piridoxina): El “Traductor” de Homocisteína en el Cuerpo

La homocisteína es un aminoácido “traidor” que, en exceso, daña las arterias. La vitamina B6 en Cardione actúa como un “intérprete” que convierte esta sustancia en cisteína, inofensiva para el sistema circulatorio. En zonas rurales de Perú, donde el consumo de legumbres (ricas en metionina) es alto, la B6 previene que la homocisteína se acumule, reduciendo el riesgo de coágulos.

Un detalle poco conocido: la B6 también ayuda a producir hemoglobina, evitando que el corazón se esfuerce por bombear sangre poco oxigenada. En mujeres posmenopáusicas, esto reduce la fatiga cardíaca asociada a la anemia leve.

7. Vitamina B12 (Cobalamina): El Puente Entre Nervios y Vasos

La B12, presente en alimentos como el pescado o la carne de res, es en Cardione un “conector” entre la salud nerviosa y cardiovascular. En comunidades costeras de Chile, donde el consumo de mariscos es alto, los niveles de B12 se correlacionan con menor incidencia de hipertensión. Esto se debe a que la vitamina colabora con la B6 para eliminar homocisteína, mientras regenera las células nerviosas que regulan la presión arterial.

Sin B12, el sistema nervioso envía señales erráticas al corazón, como un conductor que acelera y frena bruscamente. Cardione incluye una forma biodisponible de esta vitamina, ideal para personas con gastritis o intolerancias que dificultan su absorción.